La obra dice a través del texto aquello que ocupa al pensamiento.
Explora y juega con la intermitencia de las ideas, su disrupción, recurrencia, dialéctica e incluso la antinomia que a veces representan. En el papel, en el espacio sonoro, o donde la obra lo requiera, nociones que llamo rumiantes, se manifiestan, declaran y se contradicen acerca del tiempo, el éxito, el fracaso, el poder y la trascendencia.
Creo que estando insertos en un tiempo de circulación masiva de información, es imperiosa la necesidad de reivindicar el valor de la palabra, en función del poder que aún constituye y la responsabilidad que supone, exigiéndonos un uso más consciente. Por ello es que en mi obra, exploro sus posibilidades, a veces desde la narrativa, otras como sentencias simples o incluso omitiendo su presencia deliberadamente, porque creo que es cuando circulan libremente que los discursos dan cuenta de todo su poder.